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En uno de los últimos cursos que ha impartido Hitohiro Sensei, cuando hablaba sobre la importancia que tiene la relación entre el trabajo de armas y manos vacías, y enfatizando las bases, utilizó un simil que me ha gustado mucho:
“Para que la planta crezca y dé flores, primero se debe preparar y cultivar la tierra; solo así, si realizamos esta labor con dedicación y esmero, podremos tener en un futuro hermosas flores”.
Osea, que tenemos que trabajar bien en Kihon Waza, hacer suburis y más suburis (Ken y Jo), el hanmi, el kokyu, y por supuesto, los atemis. Sin una buena base, no se puede construir nada, y como fallen los cimientos… El Aikido, es un arte marcial, no se nos puede olvidar, tendríamos que fijarnos más en el modo de entrenamiento de otras artes marciales y aprovechar todos los recursos que nos ofrece el siglo XXI para mejorar como budokas.
En el Aikido, como no tenemos competición, muchos aikidokas se auto-engañan con una ‘falsa seguridad’ que es peligrosísima. Me avergüenza el ver como, en cada día más dojos, se hace un pseudo arte marcial o coreografía muy cercano al ballet, que nada tiene que ver con el maravilloso legado que nos dejó Morihei Ueshiba, el Fundador.
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